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¿Es suficiente el agua dulce que tenemos en el planeta?




En este artículo brindamos un panorama sobre el agua potable disponible del planeta, las formas de preservarla, así como atender y buscar darle respuesta a las preguntas que usualmente llegan a nuestra mente cuando pensamos en calentamiento global y escasez de agua potable:


  • El agua de los polos, ¿es toda la que tenemos disponible de aquí en adelante?

  • ¿Hay alguna forma de potabilizar el agua de mar?

  • Estamos alterando tanto el ciclo del agua, ¿como para romperlo?


Si bien es cierto que el cambio climático nos está trayendo serios problemas entorno al calentamiento de los océanos, blanqueamiento de corales, huracanes cada vez más potentes y duraderos, derretimiento de polos y glaciares, así como temperaturas en rangos más cálidos o fríos en ciudades no planeadas para ello, no es precisamente el cambio climático el causante de "la extinción del agua dulce", pero, entonces, ¿qué está pasando con el agua potable y el cambio climático? Solemos pensar que el cambio climático nos dejará sin agua, y en muchos sitios eso ya está pasando, así como también es un pensamiento natural el sopesar que la única fuente de agua potable disponible son las reservas de los polos y glaciares, y si bien esta representa 90% del total de agua dulce, aún tenemos un 0.5% proveniente de mantos acuíferos, y 0.3% de ríos, lagos y lagunas. Alguna vez has pensado ¿qué pasaría con esa agua que ya "no tendríamos" por el cambio climático?


Es aquí donde entra en acción el 0.3% del total del agua potable en el planeta y el ciclo del agua:


Veamos ese 0.3% no como una reserva, que lo es, sino como un canal de traslado, el ciclo del agua en su máxima expresión:

El agua fría llega del derretimiento de los polos al océano, pero se saliniza y se vuelve agua fría y salada; estas aguas frías son transportadas por las corrientes oceánicas hasta que en, algún punto y de manera gradual, alcanzan mayor temperatura, así van emergiendo a superficie como águas cálidas, lo que en algún momento del año se convertirá en evaporación y sí, posteriormente en lluvias, tormentas o huracanes generados mar adentro y, muchos, con impactos catastróficos en tierra.


Entonces ¿ese 0.3% es alimentado directamente del agua de los polos? La respuesta es sí, pero también no:


Esa agua de evaporación en el ciclo del agua, que actualmente no se mide de manera concreta, proviene de diferentes fuentes:

  • Evaporación de agua de mar (agua de los polos o simplemente mareas)

  • Condensación de atmósfera en bosques de niebla o alta montaña

  • Deshielo de nuestros grandes amigos, los glaciares, para generación de ríos que, a su vez, también generan evaporación además de su flujo contínuo.


¿Recuerdan que el 90% del total de agua dulce está en los polos, el 0.5% proviene de mantos acuíferos, y 0.3% de ríos, lagos y lagunas?


¿Dónde está el 9.2% restante y porqué no se menciona? ¿Esa agua también se puede perder?


Una parte de ese 9.2%, está en el aire que respiramos y la atmósfera, pero lo demás del 9.2% simplemente no se tiene bien ubicado, ¿por qué? Es simple: no hemos desarrollado algo realmente fiable para medir la evaporación en las amplias áreas de océano y conocer el volumen real que los océanos nos están brindando para alimentar el ciclo del agua.


Partiendo de un desconocimiento tan grande, y de saber que el 90% de las aguas de uso humano son deshechadas sin tratamiento en justamente ríos de agua dulce, nos damos cuenta que no necesitamos más agua dulce ni tampoco desalinizadoras, las cuales generan importantes consumos energéticos y monetarios (en los procesos más eficientes, "producir un litro de agua potable cuesta 2 litros de agua de mar), cuando no es que el agua se nos esté "acabando", sino que:


El ciclo del agua se está ralentizando, degradando o en algunos sitios del planeta, rompiéndose: esa agua está dejando de fluir y potabilizarse de manera natural, ya no se está logrando la captación a través de la evaporación y lluvia, la mineralización necesaria en ríos y mantos está siendo contaminada interrumpida, y las zonas con fuertes demandas de agua simplemente están generando un desequilibrio, esto provoca que los océanos no nos pueden seguir enviando agua vía evaporación si antes no se la devolvemos de manera sana.


Necesitamos cuidar el agua que ya tenemos, porque el volumen no cambiará, pero sí su estado de potabilidad o su porcentaje de uso, ya que actualmente hemos llegado a grados de contaminación alarmantes los cuales, aún con las reservas existentes, nos colocan en problemas considerables al estar contaminando nuestras propias reservas. Es totalmente urgente comenzar a preservar el ciclo del agua y reconstruirlo donde se ha roto, captar el agua de lluvia que bien nos puede brindar volúmenes dantescos de agua oceánica, al agua de ríos, que nutre nuestros bosques, cuencas y nos da climas templados en zonas lejanas a la costa y, como pieza fundamental: reintegrar de forma correcta al ciclo, el agua de consumo humano (industrial y civil), que es la que justamente nos está llevando a degradar el ciclo del agua a nivel global más rápidamente.

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